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Colombia

En El Bagre, en Zaragoza, Caucasia o Cáceres, son miles las familias que devengan su sustento de una actividad que en infinidad de casos heredaron de sus ancestros.

10 de Julio de 2012.- Llevan siglos sacando oro del río Nechí y del Cauca y ahora desde Bogotá los tachan de cómplices de los grupos armados. Los mineros informales de una de las regiones acuíferas más ricas de Colombia, que malviven de su trabajo, están indignados con el Ejecutivo y quisieran que sus compatriotas, que no viajan hasta esos parajes, conozcan su realidad. LR los recorrió para mostrar esa parte de la historia.

'Esos señalamientos, la mala imagen que nos crean frente a la sociedad, obedecen a una estrategia del Gobierno para desplazarnos y darle paso a la gran minería. Le han dado al problema un carácter de orden público y es una bomba social que no solucionarán con Ejército y Policía', indica Luís Ramiro Restrepo, presidente de la Asociación de Mineros del Bajo Cauca, en su oficina de Caucasia. 'Les importa un bledo la historia de 500 años de minería que tiene la región'.

En El Bagre, en Zaragoza, Caucasia o Cáceres, son miles las familias que devengan su sustento de una actividad que en infinidad de casos heredaron de sus ancestros. Otros la aprendieron sobre la marcha y la realizan por ser la única alternativa laboral a la ganadería, mal pagada en las haciendas donde apenas necesitan jornaleros, y a la pesca, muy disminuida dada la creciente contaminación de las aguas.

'El Gobierno no quiere que coma el pobre', dijo Orlando, un minero de vieja data que maneja una draga en un terreno cercano a El Bagre, con otros dos compañeros. Succionan el fondo de un estanque para buscar pepitas en el mismo lugar en que otros ya escarbaron. 'Nos persiguen pero no somos bandidos, solo trabajadores'. A pocos metros de él, Santiago maniobra una retro y dirige una cuadrilla de 11 jornaleros. Están instalando un tubo para buscar oro en otra pequeña laguna. 'Pretenden que nos formalicemos, pero eso no es fácil porque lo que sacamos no da para pagar a todos'.

En ese 'todos' incluye al grupo armado que mande en su zona y que en su caso y el punto en el que está, son las Águilas Negras, pero en otras áreas aledañas vacunan las Farc. Por cada retro o draga exigen entre $5 y $10 millones.

'También hay que dar a la Policía o al Ejército para que nos dejen trabajar y podamos pasar los insumos', cuentan. Por eso insisten en que no son aliados de ningún grupo y que la minería artesanal se dio mucho antes de que aparecieran los violentos con los que están obligados a convivir, dicen, porque Bogotá los abandonó a su suerte. 'Se han inventado que somos parte del conflicto para incautarnos maquinaria, y la Policía usa el concepto de `en flagrancia` para quitárnosla sin ninguna orden', dice Santiago. Pero 'si les untan la mano', señala Orlando, 'siguen derecho y no ven nada'.

Requisar maquinaria es tarea sencilla porque por cualquier lado que uno recorra del Bajo Cauca antioqueño, enseguida localiza una draga, una retro o un barequero buscando pepitas en el lecho del río o en medio de los montes.El destrozo a la naturaleza es evidente a ojos vista, son innumerables las hectáreas que antes eran bosques y hoy pedregales, pero las culpas se reparten por igual entre los informales y las compañías en toda regla, sometidas al control de la autoridad medioambiental.

En El Bagre y en otras localidades adyacentes la única empresa grande y formal es Mineros, dueña de más de 30.000 hectáreas y de un permiso de explotación que data de 1909, recuerdan, indignados los habitantes, porque lo consideran a todas luces abusivo. 'Se meten en la finca de uno, que está cultivada, porque dicen que les pertenece, y la devuelven vueltas nada cuando la explotaron', protesta un funcionario que pide anonimato. 'Son dueños del suelo y del subsuelo, incluso de los terrenos de la Alcaldía', se queja el alcalde, Harold Alonso Echeverri.

Su insólita licencia perpetua, que para los vecinos supone un atropello, no es la única crítica. También señalan su famélico desempeño en materia ambiental, que LR pudo corroborar, puesto que hacen lo mínimo para atenuar los terribles daños que provocan.

'Solo existe ley y normas medioambientales para los barequeros, para la gran empresa no hay', dicen funcionarios de la Alcaldía de El Bagre. Aunque admiten que son pocos los artesanales que reforestan. Denuncian un trato discriminatorio en el pago de las regalías, ya que 'ellos (Mineros) solo cancelan 0,4% y los informales 4'.

Hoy el sector experimenta una bonanza por el elevado precio de la onza Troy que marca Nueva York, y roza los US$16.000, cotización que letrados o analfabetos, formales o artesanales, siguen a diario por los noticieros. 'Está alto y por eso hay tanta draga, solo en Guarumo habrá unas 300', admite un comprador del corregimiento de Cáceres, a orillas del Cauca, y que prefiere no dar su nombre. Además de comprar oro, vende mercurio a $12.000 la bolsita de 25 gramos, pese a que está prohibido por los perjuicios que causa a los ríos, así como repuestos para las dragas.

La idiosincrasia de un gremio acostumbrado a vivir al día y llevar una vida desordenada, es una de las razones. Otra, el que casi ninguno es propietario de la maquinaria y deban partir con el dueño las ganancias, o que los resultados de cada jornada fluctúen mucho.

'En lugar de buscar opciones, lo que están haciendo es quitarnos la cuchara de la boca', dice Walter Villa, un comprador de oro de los 25 que hay en El Bagre, y presidente de Asociguana, que reúne a parte de su gremio. Hablamos en su oficina, donde no cesa el trasegar de mineros de toda índole, incluido barequeros, que van a vender lo producido del día. Mueve muchos millones semanales y, aunque él afirme que la seguridad se debe a la honradez de la gente de su pueblo natal, lo cierto es que son Las Águilas Negras, como las Farc en sus zonas, las que garantizan que nadie robe.

Para el 1 de agosto tienen previsto cortar la troncal a la costa. Pretenden que el Gobierno les de una solución distinta a perseguirlos como si fueran delincuentes. 'Estamos de acuerdo en pagar el 4%, en hacer reforestación y en formalizarnos', aseguran, pero para lograrlo necesitan plazos y unos planes razonables y factibles conforme a su realidad, no a la que pintan burócratas en sus escritorios bogotanos.

Pedregales a simple vista

El destrozo a la naturaleza es evidente a ojos vista, son innumerables las hectáreas que antes eran bosques y hoy pedregales, pero las culpas se reparten por igual entre los informales y las compañías en toda regla, sometidas al control de la autoridad medioambiental.

En El Bagre y en otras localidades adyacentes la única empresa grande y formal es Mineros, dueña de más de 30.000 hectáreas y de un permiso de explotación que data de 1909, recuerdan, indignados los habitantes, porque lo consideran a todas luces abusivo. 'Se meten en la finca de uno, que está cultivada, porque dicen que les pertenece, y la devuelven vueltas nada cuando la explotaron', protesta un funcionario que pide anonimato. 'Son dueños del suelo y del subsuelo, incluso de los terrenos de la Alcaldía', se queja el alcalde, Harold Alonso Echeverri.

Su insólita licencia perpetua, que para los vecinos supone un atropello, no es la única crítica. También señalan su famélico desempeño en materia ambiental, que LR pudo corroborar, puesto que hacen lo mínimo para atenuar los terribles daños que provocan.

'Solo existe ley y normas medioambientales para los barequeros, para la gran empresa no hay', dicen funcionarios de la Alcaldía de El Bagre. Aunque admiten que son pocos los artesanales que reforestan. Denuncian un trato discriminatorio en el pago de las regalías, ya que 'ellos (Mineros) solo cancelan 0,4% y los informales 4'.

Hoy el sector experimenta una bonanza por el elevado precio de la onza Troy que marca Nueva York, y roza los US$16.000, cotización que letrados o analfabetos, formales o artesanales, siguen a diario por los noticieros. 'Está alto y por eso hay tanta draga, solo en Guarumo habrá unas 300', admite un comprador del corregimiento de Cáceres, a orillas del Cauca, y que prefiere no dar su nombre. Además de comprar oro, vende mercurio a $12.000 la bolsita de 25 gramos, pese a que está prohibido por los perjuicios que causa a los ríos, así como repuestos para las dragas.

La idiosincrasia de un gremio acostumbrado a vivir al día y llevar una vida desordenada, es una de las razones. Otra, el que casi ninguno es propietario de la maquinaria y deban partir con el dueño las ganancias, o que los resultados de cada jornada fluctúen mucho.

'En lugar de buscar opciones, lo que están haciendo es quitarnos la cuchara de la boca', dice Walter Villa, un comprador de oro de los 25 que hay en El Bagre, y presidente de Asociguana, que reúne a parte de su gremio. Hablamos en su oficina, donde no cesa el trasegar de mineros de toda índole, incluido barequeros, que van a vender lo producido del día. Mueve muchos millones semanales y, aunque él afirme que la seguridad se debe a la honradez de la gente de su pueblo natal, lo cierto es que son Las Águilas Negras, como las Farc en sus zonas, las que garantizan que nadie robe.

Para el 1 de agosto tienen previsto cortar la troncal a la costa. Pretenden que el Gobierno les de una solución distinta a perseguirlos como si fueran delincuentes. 'Estamos de acuerdo en pagar el 4%, en hacer reforestación y en formalizarnos', aseguran, pero para lograrlo necesitan plazos y unos planes razonables y factibles conforme a su realidad, no a la que pintan burócratas en sus escritorios bogotanos

La República 
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