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Argentina

Miércoles 14 de Mayo de 2014.- En el país abunda el convencimiento de que la gran demanda de alimentos de China y otros países asiáticos asegurará por muchos años para la Argentina el ingreso de divisas que su economía necesita. El hecho de que en el año 2009 China se convirtiera en la segunda economía más grande del mundo después de EEUU confirma este optimismo, por otra parte justificado por la alta capacidad de producción actual y futura de nuestros campos.

Hoy día la agricultura de China está lejos de producir todo el alimento que su población necesita, pero así como cambios imprevistos en las técnicas de producción y en lo económico permitieron que Europa pasara de ser importador a exportador, no puede excluirse la posibilidad de que con el tiempo en China ocurra algo similar.

En el año 2012 las exportaciones argentinas a China de porotos de soja significaron el 54,2% del total de las ventas mientras que las del aceite de soja lo fueron en el 17,0%. Esta concentración en prácticamente un solo producto ya sucedía en años anteriores, pues en 2005 los porotos de soja representaron el 54,8% del total y el aceite de soja el 22,4%. Las pocas restantes exportaciones son casi todas materias primas.

Si comparamos las exportaciones de la Argentina a China con las de Chile encontramos que la diferencia más notable está en los montos, ya que las de Chile en el año 2013 estuvieron cerca de los US$ 18.000 M mientras que las de la Argentina solo llegaron a US$ 5.985 M. Pero también Chile tiene muy concentradas las ventas en pocos productos, como que el cobre y sus derivados significaron en el año 2013 el 84,5% del total exportado a aquel país.

Zou Huili, funcionaria del ICBC que acompañó a un grupo de empresarios chinos clientes del Banco en su visita a la Argentina preguntó, durante una reunión habida el 8 de abril en Fundación ICBC, qué productos la Argentina podía en el futuro exportar a China. Se le contestó que finalizada la segunda guerra mundial el Gobierno del Japón, en procura de aumentar sus ventas del país al exterior, envió misiones de expertos a Europa a fin de que identificaran qué productos allí se necesitaban y, de ellos, cuáles Japón podía suministrar, pero que en la Argentina aún no se habían realizado investigaciones similares para el mercado chino.

Mucho se habla de las dificultades que en lo cultural China presenta para los exportadores argentinos, pero no se señala que también en este campo existen ventajas. Cuando un empresario cierra un negocio con un importador estadounidense es común que sea necesario firmar un contrato donde en docenas de artículos es reglamentado el comportamiento de ambas partes. En cambio en China lo que importa es que entre comprador y vendedor se establezca una relación de amistad y confianza que, si bien demora en concretarse, luego perdura por años permitiendo realizar incontables negocios.

No es difícil identificar oportunidades concretas, como que si se comparan las exportaciones de alguna relevancia hechas en los años 2005 y 2012 se puede observar que en el año 2005 hubo exportaciones que no aparecen en 2012 como de petróleo, mineral de cobre, tubos sin costura para pozos de petróleo, tops de lana peinada, pasta química de madera, butanos licuados. En cambio hay productos que aparecen en el año 2012 pero no estaban en 2005, como tabaco, aceite de maní, algodón, poliamida, moluscos para la alimentación humana, lactosuero. Un análisis de lo que China importa de otros países mostraría numerosas oportunidades.

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