Nicaragua
Arlen Sinclair Mendoza, tiene 20 años y forma parte del colectivo de 133 mujeres que han irrumpido en la minería industrial. Acepta que es una labor pesada, y peligrosa; pero “dependiendo de la maniobra que se vaya a realizar, la mujer se caracteriza por tener la delicadeza y sutileza de hacer las cosas con más disciplina”
Martes 10 de Diciembre de 2013.- Soportan el calor sofocante, el ruido ensordecedor y el aire “pesado” que impera en las entrañas de la tierra. Están acostumbradas a las tinieblas, a la roca intimidante, a la humedad y a los riesgos que implica trabajar en las galerías subterráneas de las minas, en el municipio caribeño de Bonanza. Con eso superado, afirman que hace rato dejó de importarles ser vistas con desdén por los hombres que creen que la minería no es cosa de mujeres.
Arlen Sinclair Mendoza, tiene 20 años y forma parte del colectivo de 133 mujeres que han irrumpido en la minería industrial. Acepta que es una labor pesada, y peligrosa; pero “dependiendo de la maniobra que se vaya a realizar, la mujer se caracteriza por tener la delicadeza y sutileza de hacer las cosas con más disciplina”, dice respecto de las críticas machistas referente a su incursión en este campo.
De hecho, ella decidió “rifarse” en el trabajo para demostrar que la minería no es exclusiva de hombres.
Y es que en Bonanza ha surgido un resquemor entre varones que no comprenden la estrategia de la empresa minera Hemco de abrir espacios a mujeres en oficios que antes estaban destinados exclusivamente para ellos, pese a que es algo que se implementa desde 2010.
La compañía minera comenzó incorporando mujeres a las áreas de gerencia, administración y proyectos. A la fecha 133 damas son parte de la planilla de Hemco; de las cuales 62 realizan operaciones directas de la mina, tanto en la superficie como bajo tierra, algo sin precedentes en la minería industrial en Nicaragua.
El reto de ser mineras
Jasmina Mairena Romero se desempeña como operadora de camión de bajo perfil en el fondo de la mina. Confiesa que al principio sintió miedo; su familia se opuso haciéndole ver que se iba a meter a un oficio peligroso.
Dice que asumió el reto y cumple con todo lo que rutinariamente se le encarga a un minero varón, algo que logró con el apoyo de su pareja, reconoce la mujer que inició en la mina como conserje del área de Operaciones.
Yasarín del Socorro Flores, vivió una experiencia similar. Trabajaba como despachadora del comisariato de la empresa y un buen día se aventuró a probar como minera.
La imagen proyectada en un video de Yasarín conduciendo un pesado camión cargado de la broza de donde se obtiene el oro, en el fondo de una gruta, emociona a la hija de 7 años de la diestra mujer.
Yasarín conduce un camión volquete por verdaderos laberintos subterráneos, pero asegura que lo más difícil no fue aprender a operar el equipo sino adaptarse al turno nocturno de 11:00 p.m. a 06:00 a.m. porque un titubeo provocado por el cansancio o el desvelo podría ser fatal.
Así llegaron
En 2010, Hemco contrató a 30 bonanceñas para áreas administrativas. A tres años cuentan con 67 mujeres en áreas administrativas, 62 en áreas operativas y cuatro en proyectos, lo que representa un incremento del 43% de la fuerza laboral femenina.
Para las áreas operativas como planteles y mina subterránea, se brindó capacitaciones en operación de camiones articulados, equipo de bajo perfil para mina subterránea y en la escuela electromecánica.
Las mineras reciben atención médica y medicinas para ellas, cónyuges e hijos menores de 15 años, becas para ellas y para hijos, entre otras prestaciones laborales, informó Álvaro Peralta, Vicepresidente de Asuntos Corporativos de Hemco.
Transformaron el oficio
La dinámica que viven las mineras bonanceñas no se asemeja en nada a las referencias que dan de los obreros de antaño, que dividían su tiempo entre la extenuante jornada en el yacimiento y la barra de un bar.
Ana Rener Antolín, una indígena mayangna, cuenta que “un denominador común entre nosotras es que todas estudiamos y practicamos deportes durante los ratos libres o los fines de semana. Las que somos madres aprovechamos el descanso para atender a nuestros hijos y hogares”.
Arlen Sinclair cursa la carrera de Ingeniería en Geología y en el futuro aspira a estudiar Ingeniería en Minas. Su prima Karina Sinclair es una ingeniera que se desempeña como superintendente de Ambiente.
“En esta empresa no hay barreras para la mujer, Hemco nos ha abierto espacios a todas y tenemos que aprovechar esas oportunidades”, comenta Karina.
El proceso de aprendizaje en la mina es permanente. Arlen Sinclair explica que les están enseñando a seguir la veta, preparar cargas explosivas, operar palas de carguillo para camión y reconocer lugares inseguros.
Fátima Oliva Pérez, de 21 años, indica que aunque se trata de un oficio difícil y riesgoso, ellas están bien entrenadas. Menciona que la prueba está en que los accidentes han disminuido en comparación con otras épocas cuando los percances y muertes de obreros en los túneles y pozos era algo rutinario. Fátima exhorta a los hombres a despojarse del machismo y comprender a las mujeres, como ella, que se han convertido en mineras.
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