Chile
1 de Febrero de 2012.- El superávit fiscal de 1,4% del PIB en 2011, dos décimas por sobre lo proyectado por Hacienda, configura un cuadro “cómodo” –en palabras de la propia autoridad– para enfrentar los desafíos de 2012.
El abultado saldo en las cuentas del Gobierno Central Consolidado se produce por un sustantivo incremento de 16,2% en los ingresos netos por impuestos durante el ejercicio, amén, entre otros aspectos, de un avance de 18,6% en la tributación minera privada, de 23,2% por concepto de gravamen a la renta y de 9,9% por el IVA. A esto, se suma un aumento cercano a los US$2.800 millones en los fondos soberanos (el FEES y el FRP) durante los últimos dos ejercicios.
En este escenario, los cuestionamientos respecto a la necesidad de elevar la carga de los chilenos vuelven a estar presente. Y es que pese a la holgada ejecución del año pasado, desde el Ejecutivo se ha desestimado revisar impuestos como el específico a los combustibles, cuya recaudación escaló en un 6,6% en 2011 a más de US$2.000 millones. Sólo por citar este ejemplo, haberlo recortado a la mitad habría significado, de todas formas, un superávit de alrededor de US$2.200 millones.
Debate
Javier Fuenzalida, de la Universidad Finis Terrae, considera inoportuna un alza impositiva. Precisa que “estamos nadando en dólares en los fondos soberanos. Se produjo un superávit inesperado por el mayor rendimiento tributario. ¿Hay que subir los impuestos? No, no hay que hacerlo, incluso podrían bajarse”; en especial –añadió– aquellos “inútiles” como el de los carburantes y el de timbres y estampillas, además de una desgravación aduanera absoluta. “No hay duda que (esto) tiene un efecto positivo en la economía”, sentenció.
En cambio, Franco Parisi, de la Escuela de Negocios IEDE, aseguró que “tenemos que hacer una modificación en la estructura tributaria para que sea redistributiva y fomente el ahorro de las familias”. No obstante la bonanza fiscal, postula elevar el gravamen a las empresas en 5 puntos y que todos paguen impuestos específicos a los combustibles, no sólo el 20% que lo hace en la actualidad, según indica. Subraya, por tanto, que el mayor gasto en educación, salud y tecnología, “debe ser financiado vía tributos” (Estrategia).
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