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Chile

14 de Julio de 2010.- En septiembre de 2009 una delegación de ministros, entre ellos el titular de Obras Públicas, Sergio Bitar, aterrizó en Buenos Aires.

El motivo de la visita fue acercar posiciones con las autoridades locales, para pavimentar el camino hacia lo que sería una importación no tradicional para Chile: el agua.

A raíz de los nuevos proyectos mineros en el país, especialmente aquellos desarrollados en la cordillera del norte grande, donde el acceso al agua es limitado, la administración Bachelet buscó las fórmulas para que parte del cauce de ríos en Argentina, cercanos a la frontera, pudieran abastecer a estos yacimientos, abaratando sus costos y permitiendo que nuevos complejos se puedan desarrollar.

La idea, conversada con el gobierno de La Rioja, desde donde se pretendía iniciar esta "importación", fue retomada posteriormente en noviembre cuando el entonces director General de Aguas, Rodrigo Weisner, se juntó con su par de la subsecretaría de Recursos Hídricos; pero desde Buenos Aires ­donde debe ser aprobada la iniciativa­ las puertas no se abrieron para conversar este proyecto.

Ocho meses después, y a la espera de un mayor asentamiento del embajador en la capital argentina, Adolfo Zaldívar, y también proyectando relaciones más fluidas entre ambas casas presidenciales (elecciones en 2011 en Argentina), el gobierno de Piñera mira con buenos ojos esta idea, que beneficiaría a diversos proyectos.

La reducción de costos

La escasez de agua en el norte ha motivado una serie de iniciativas de desalación, especialmente en la Región de Atacama.

Esta aparece como la solución para algunos proyectos, pero, como reconocen en el gobierno, el costo de desalar y llevarlo 160 kilómetros al interior y hasta alturas de hasta 4.000 metros por sobre el nivel del mar (msnm) como, por ejemplo, Caserones en la cordillera de Copiapó, podría superar los US$ 2,5 por metro cúbico, cálculo hecho para alturas de hasta 3.000 msnm. Traer agua desde una cuenca fronteriza en Argentina reduce los costos a US$ 0,5 por m3.

Fue por ello que el trabajo en 2009 partió con tratativas en La Rioja, amparando las conversaciones en el Protocolo de Recursos Hídricos Compartidos.

En esa localidad se buscó avanzar en negociaciones para abastecer de recursos hídricos al proyecto Caserones. Las aguas provendrían de la cuenca del Río Salado, que nace en la nortina provincia argentina, pero que, además, atraviesa otras zonas. Sin embargo, esto complicó las conversaciones.

En la Dirección de Fronteras y Límites (Difrol) confirmaron que es del interés de los actuales titulares retomar lo obrado en 2009, pero se esperan los tiempos correctos en las agendas bilaterales para ponerlo sobre la mesa. De aprobarse esta idea, otros proyectos podrían beneficiarse, dada la escasez de agua que complica la expansión de las mineras, obligándolas a reutilizar en demasía el agua para sus faenas.

El agua es clave para la minería. Codelco Norte, por ejemplo, reutiliza 8,8 veces el agua en sus líneas de producción, invirtiendo altas sumas en la búsqueda de tecnologías más eficientes (DF).

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