Home   +562 2225 0164 info@portalminero.com

Síguenos

Skip to end of metadata
Go to start of metadata

Colombia

A pesar del cierre del puerto este 13 de enero, los efectos del hundimiento del material carbonífero perdurarán en los años venideros.

Martes 14 de Enero de 2014.- Tras verter cerca de 500 toneladas de carbón al mar el 13 de enero de 2013, durante un incidente con una de sus barcazas que estuvo a punto de hundirse, la Drummond fue multada con 6.965 millones de pesos en una decisión calificada como una de las medidas más drásticas y sin precedentes para p
roteger el medio ambiente.

La compañía, de propiedad de Garry Drummond, está en el país desde 1995, sin embargo, ha estado en la mira durante los últimos años por el impacto negativo de su operación en los departamentos de Cesar y Magdalena.

Pero la copa se rebosó el 1 de enero de este año cuando terminó el plazo para que todas las compañías mineras hicieran el cargue de carbón de manera directa, es decir, a través de bandas transportadoras y no por medio de barcazas, un sistema que no permite el control del polvillo que deja el carbón y que contamina las playas y el mar.

Asimismo, la Superintendencia de Puertos y Transporte anunció que impondrá multas por 308 millones de pesos diarios a la sociedad American Port Company, de propiedad de la carbonera encargada de manejar el puerto de Ciénaga. Además, la Fiscalía adelanta una investigación por la contaminación de la Drummond en Santa Marta y su impacto ambiental y en la salud de la población.

A pesar del cierre del puerto este 13 de enero, y el consecuente retiro de las barcazas y las grúas para el cargue de carbón hasta que se complete el sistema de cargue directo, los efectos del hundimiento del material carbonífero perdurarán en los años venideros. Así lo afirma Jefferson Galeano, ambientalista y profesor de educación ambiental de la Universidad de La Sabana.

 ¿Cuáles son los efectos del carbón que se deposita en el mar?
Jefferson Galeano: A nivel ecológico, el ecosistema marino maneja un equilibrio ya que existen entradas y salidas. Cuando generamos muchas entradas y el sistema no las puede reciclar, se produce un desequilibrio. Eso es lo que puede estar pasando con el exceso de carbón.

¿Ese efecto es cuantificable?
J. G.: No hay estudios serios en Colombia que digan cuál es la cantidad de carbón que cae al mar. Hay algunos de la Universidad Nacional y otras universidades de la Costa, pero lo que se sabe es que el ecosistema marino no está diseñado para recibir esa cantidad de carbón.

El polvillo de carbón es un material resistente y sólido que puede formar películas. Al haber un exceso en el lugar donde se hundió la barcaza, el lecho marino puede verse afectado en procesos fundamentales como la fotosíntesis; también están los zoobentos que son los organismos diminutos y determinantes en el equilibrio del ecosistema acuático. Ellos se alimentan del lecho marino y no están diseñados para digerir el exceso de carbón.

Por otro lado, al formarse esa película de carbón se puede acabar con una especie de organismos que controle a otro y generarse especies dañinas para el ecosistema ya que se altera el equilibrio.

¿En cuánto tiempo se pueden ver las alteraciones?
J. G.: El tiempo es el que permitirá decir qué tan grandes son los efectos. Colombia aún es muy joven para emitir fallos.

 ¿Hay efectos sociales secundarios a esta catástrofe ecológica?
J. G.: La tradición de la gente de la costa no es minera, pero al ver que la minería da más recursos, dejan de lado lo tradicional y esto lleva a una disminución de la pesca. También llegan otras industrias aledañas al sector minero como restaurantes, hoteles, etc. que traen problemáticas como la violencia, corrupción, etc.

En el campo económico, a largo plazo, el mar no está muy bien explorado y no sabemos qué recursos pudiera dar en 20 años, por tanto no sabemos cuál será el costo del daño que se genera. A corto plazo, la Drummond, al parar operaciones, deja de generar ingresos, despide trabajadores, no paga regalías y afecta la microeconomía en la región.

Estuve en diciembre en la costa Caribe y lo que uno ve socialmente es que la gente desconoce y no le da importancia al problema. A los isleños sólo les preocupa la muerte de los peces y no hay participación social. Por otro lado, si (la minería) les da plata para vivir, lo que predomina es el interés inmediato.

¿Por qué cree que se da este fenómeno?
J. G.: Porque no hay un reconocimiento del territorio. Uno ya ve el cambio de la decoloración del mar si se compara hace ocho años; hay que irse mar adentro para ver las aguas limpias. Sin embargo, esto no es sólo culpa de Drummond. El río Magdalena recoge la contaminación del país y le aporta gran cantidad de sedimentos (al mar).

Además, al recorrer la región, se ven condiciones graves de acceso a los servicios básicos. La industria minera, que ha crecido en los últimos cinco años, no ha generado los efectos de crecimiento que se esperan.

¿Cuál es la solución?
J. G.: No se tiene que separar la industria, sino hacerla de manera responsable para evitar los accidentes. También debe haber mayor control estatal y educar a la gente. El Gobierno no puede ejercer un control total y los mejores veedores son los ciudadanos.

Semana.com

Portal Minero