Internacional
3 de Marzo de 2010.- Rio Tinto PLC, una de las mineras más grandes del mundo, está instalando una red de cables en sus minas australianas que las conecta a enlaces de satélite para que los trabajadores, ubicados a más de 1.200 kilómetros, puedan operar trenes, cargar barcos, controlar plataformas de perforación e incluso distribuir explosivos para volar rocas y tierra de forma remota.
El centro de operaciones de Perth, que por dentro parece un centro de comando de la NASA, es un precursor de las nuevas técnicas que permiten que los mineros lleguen hasta lugares más remotos, excaven a mayores profundidades y lleven el mineral al mercado con más rapidez. También buscan ahorrarle dinero a Rio Tinto al usar menos trabajadores y mantenerlos a salvo.
"Hemos invertido decenas de millones de dólares" afirma John McGath, el director de innovación de Rio Tinto. Prefirió no especificar cuánto dinero se invirtió o se ahorró, ni cuántos empleos se vieron afectados.
La innovación nace de la necesidad. Las reservas minerales fáciles y accesibles han sido explotadas ampliamente. Esto llevó a las mineras a explorar lugares más remotos donde puedan encontrar mineral de hierro, cobre, carbón y otros metales y minerales. El cambio podría ayudar a Rio y otras mineras a reclutar empleados que no quieren trasladarse a lugares remotos.
"La industria minera ha sido muy innovadora, al usar tecnología para eliminar costos del negocio, para compensar por la caída en la calidad de las reservas", afirma Andrew Keen, un analista de minería de HSBC Global Research.
BHP Billiton Ltd., la mayor empresa minera del mundo por ingresos, se asoció con Caterpillar Inc. para diseñar camiones que no necesitan conductores. "Tenemos varias partes automatizadas, aunque aún no tenemos vehículos enteros", indicó Ruban Yogarajah, un vocero de BHP. La brasileña Vale S.A., la segunda mayor minera del mundo, automatizó sistemas de transporte y cuenta con maquinaria operada de forma remota.
Rio Tinto, sin embargo, está más involucrada en la automatización y las operaciones remotas. Utiliza un laberinto de cables, satélites y sistemas de GPS en la región australiana de Pilbara.
Esa remota zona en el noroeste del país es conocida por sus ciclones, insectos y reptiles. Durante el boom económico, las mineras tenían problemas para reclutar trabajadores, quienes volaban hacia el lugar en aviones de la empresa y se quedaban varias semanas en un alojamiento de la compañía. Ese arreglo era costoso, al igual que los salarios y las horas extra, que llevaban el sueldo anual por persona a más de US$100.000, incluso para las tareas para las que no es necesaria una preparación especial.
Los robots pueden perforar alrededor de un millón de agujeros en el suelo de forma automática en un año, eliminando así miles de horas de trabajo humano. Los agujeros son perforados a distancias cortas unos de otros para probar la roca y el mineral debajo de la tierra y determinar el ancho y la profundidad de las reservas.
Rio Tinto debe hacer malabares con sus sindicatos en Australia. Un uso excesivo de equipos automatizados, a costa de empleos, sin dudas causaría la ira de la fuerza laboral local sindicalizada. El tema, sin embargo, aún no se ha convertido en un problema de envergadura porque las minas de mineral de hierro en la región de Pilbara trabajan al 100% de su capacidad y la creación de empleos aún no se ve amenazada. El asunto podría convertirse en un dolor de cabeza para Rio Tinto si el sindicato considera que pone en la mira buenos empleos y los reemplaza con robots.
Una preocupación clave del período de prueba era asegurarse de que fuera lo suficientemente seguro como para resistir el ataque de un pirata informático que quisiera hacerse con el control de la mina de forma electrónica.
McGagh afirma que los trabajadores han logrado valorar la confiabilidad de los sistemas robóticos, que no necesitan tiempo para almorzar, no piden días por enfermedad ni pierden el tiempo. "La gente se siente segura con los robots porque son predecibles" (The Wall Street Journal Americas).
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