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Por Sebastián Valdés De Ferari, Gerente de Sustentabilidad de Enami. Ph.D. Economía de los Recursos Naturales y el Medio Ambiente, University of Maryland, USA.

Uno de los extraordinarios desafíos que enfrentará la minería nacional, con el enorme crecimiento en las inversiones mineras programado para los próximos años, y que ha sido largamente destacado en las páginas de las revistas del sector minero y debatido entre especialistas de la educación, dice relación con la escasez de mano de obra calificada que los proyectos enfrentarán para su desarrollo.

La Fundación Chile y otros organismos, estiman que el exceso de demanda laboral del sector alcanzará  a casi 70.000 personas al final de este quinquenio y a casi 114.000 durante la década, siendo la mayoría de los cargos a llenar relacionados con trabajos de mantención y operación de los proyectos. A esto hay que sumarle la gran cantidad de mano de obra que se requerirá en el sector de la construcción y el montaje en las etapas previas a la operación de estos proyectos.

No hay duda que esto impone un reto enorme a la gran minería nacional, pues son sus proyectos los que detonarán este incremento exponencial en la demanda de trabajadores mineros. Y las grandes empresas mineras, tanto chilenas como extranjeras, con su enorme capacidad de gestión y recursos, ya han comenzado a trabajar para enfrentarlo con celeridad y éxito.

Estos esfuerzos, de la mano de sus inversiones amplificarán aún más el rol que juega la gran minería como motor del desarrollo de nuestro país y sobre de todo de las regiones y comunas donde se encontrarán emplazados, al generar una potente actividad económica directa e inducida en los sectores económicos relacionados. Una mirada superficial a la matriz insumo producto del sector a nivel regional, basta para imaginarse el enorme impulso al desarrollo que surgirá en las zonas mineras. ¡Bien por Chile y las regiones!

Sin embargo, si para la gran minería esta temática es un desafío importante, que les está requiriendo una gran dedicación y recursos, para el sector de la pequeña y mediana minería, y principalmente la pequeña, esto puede transformarse en una seria limitación a su sustentabilidad. Básicamente, porque, a pesar de que el Gobierno y las grandes mineras, ya están abordando el tema con estímulos al desarrollo de carreras relacionadas al sector, convenios con universidades y centros de formación, becas incluso internacionales, para preparar el capital humano que requerirán, estas maniobras no darán respuestas instantáneas y la presión por satisfacer el exceso de demanda se volcará sobre la pequeña y mediana minería, intentando reclutar todo aquel personal medianamente calificado para sus requerimientos. Personal que este sector simplemente no podrá retener por falta de recursos.

Así, los pocos profesionales y técnicos de la pequeña minería, emigrarán buscando nuevas oportunidades. Los nuevos profesionales y técnicos que vengan a remplazarlos, provendrán de otros sectores de la economía, sin la experiencia ni la preparación necesaria, lo que redundará en operaciones más precarias, tanto desde el punto de vista técnico como de gestión, poniendo en riesgo su sustentabilidad.

Frente a esta realidad que poco a poco irá manifestándose, cobra nuevo impulso el importante rol que juegan las prácticas profesionales para aquellos jóvenes que se educan en colegios e institutos de formación técnica en las zonas mineras.  A través de ellas, estos alumnos podrán adquirir la experiencia, hábitos y destrezas que se necesitarán para llenar las vacantes que se generarán en el sector minero de su localidad. Esta oportunidad, que otorgan muchas empresas locales a los hijos de sus vecinos y sus trabajadores, tiene el potencial de transformar un riesgo para la sustentabilidad, en una corriente virtuosa de ascenso social, generación de empleo y desarrollo local.

Con esa visión y anclada en su Misión de fomento a la pequeña y mediana minería, Enami ha decidido darle un nuevo impulso al ya tradicional Programa de Prácticas Profesionales que lleva a cabo todos los años en sus distintas reparticiones. A través de este programa, jóvenes estudiantes de instituciones técnico profesionales y universitarias, afines a la minería, de las localidades donde Enami tiene sus faenas, adquieren destrezas, experiencia práctica y hábitos laborales que los preparan para enfrentar el mercado laboral competitivamente. Así, estos alumnos podrán aspirar a las vacantes que se generarán en la pequeña minería y esta, acceder a técnicos y operarios con la calificación necesaria para remplazar a aquellos que los proyectos de inversión de la gran minería tenderán inexorablemente a arrebatarles durante los próximos años.

Con este convencimiento, el Programa recibió a más de 120 estudiantes en práctica provenientes de diversas áreas afines a la minería, para realizar prácticas en la fundición y las cinco plantas de beneficio de minerales, que posee Enami en el centro-norte de nuestro país. El énfasis de este programa fue puesto en lograr dotar a los alumnos practicantes de habilidades y destrezas efectivas que se pudieran transformar en una ventaja para competir en el mercado laboral y hábitos y conocimientos prácticos útiles para desempeñarse exitosamente, e incentivarlos a ver la pequeña y la mediana minería como un lugar de oportunidades, donde ellos podrían  contribuir a superar las vulnerabilidades que el sector enfrenta para su futuro y a la sustentabilidad de una fuente de riqueza y empleos fundamental para sus propias comunidades.

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