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Guillermo Sueiro, presidente de Ellmann Sueiro y Asociados.

Cada vez se hace más notable la dependencia directa entre la producción de bienes y servicios, y la disponibilidad de energía. Pero para tener gas, es necesario mantener la integridad de los activos físicos que lo producen y lo transportan. Cuando estos activos físicos fallan, no sólo se socava su capacidad de generar riquezas y se interrumpen los servicios, sino que nuestra propia supervivencia se ve amenazada. 

 
Cuando no es posible emplear combustibles alternativos al gas se produce la detención de fábricas, con la consecuente pérdida de producción. La pérdida de horas trabajadas afecta a los trabajadores y el encarecimiento de la producción puede trasladarse a los precios. 

Y aun cuando se puedan emplear otros combustibles líquidos o sólidos, ello ocasiona mayores costos e inconvenientes operativos y ambientales.

Todos sabemos que el gobierno propone reemplazar el gas faltante importando energía eléctrica, gasoil y fuel oil, y nos recomiendan diferentes maneras de ahorrar en el consumo para poder paliar el desabastecimiento. 

Estas propuestas no están de más, pero quiero referirme aquí a otra opción, que en vez de apuntar a una reducción del consumo puede mejorar el acceso a los recursos que ya tenemos: la solución de la Confiabilidad.

Bajar la demanda vs producir más

El concepto básico es aumentar la oferta mejorando la eficiencia y la eficacia. Estos dos términos son frecuentemente confundidos por la gente de negocios y por el público en general. 

Eficacia es la capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera, mientras que eficiencia es la capacidad para lograr un fin empleando los mejores medios posibles. O sea que la eficacia tiene que ver con resultados, está relacionada con el logro de los objetivos, mientras que la eficiencia, en cambio, se enfoca a los recursos, a utilizarlos de la mejor manera posible.

Ambos conceptos están muy vinculados a las teorías modernas de mantenimiento, que indican que un activo físico ó planta productiva no sólo debe asegurar -a través de su diseño- que puede cumplir con una serie de exigencias y normativas establecidas, sino que debemos asegurarnos que continúe cumpliendo con aquello que se le exige de manera permanente durante los años venideros de operación y servicio, de manera de optimizar los resultados, y evitar accidentes que afecten a la seguridad ó al medio ambiente. 

Para mejorar tanto la eficiencia como la eficacia de nuestra provisión de gas hay una gran cantidad de herramientas sin tener que realizar inversiones adicionales, y en poco tiempo. 

Desde un punto de vista técnico

Decíamos que el objetivo del mantenimiento es asegurar que los activos físicos sigan haciendo lo que sus usuarios quieren de ellos, a lo largo de su vida operativa. La magnitud de aquello que los usuarios requieren que el activo haga puede definirse a través de su estándar de funcionamiento. Si pudiésemos construir un activo físico capaz de rendir según este funcionamiento sin deteriorarse en ningún modo, ese sería el fin de la cuestión: la máquina funcionaría constantemente sin necesidad de mantenimiento. 

Sin embargo el mundo real no es tan simple. Las leyes de la física nos dicen que cualquier sistema organizado que es expuesto al mundo real se va a deteriorar. A esto debemos tener aún en cuenta la enorme cantidad de fallas de carácter aleatorio, ó que suceden al poco tiempo de ponerse en marcha o de haberse reparado un activo.

Este tipo de fallas también pueden causar un accidente o incidente ambiental, y deben ser tratadas adecuadamente para reducir la probabilidad de su ocurrencia a un nivel que tolerablemente bajo para las potenciales víctimas. 

Entonces, si el deterioro o las fallas son inevitables, deben ser previstos y manejados de manera proactiva a través de una estrategia de confiabilidad operativa adecuada.

La mayoría de los diseñadores no plantea un activo para que falle, y justamente por eso no se toman las previsiones adecuadas para tener un grado de confiabilidad aceptable. Pero no nos podemos dar el lujo de trabajar a prueba y error, cuando las consecuencias pueden implicar cortes masivos de energía con serias consecuencias sobre la salud y calidad de vida de los seres humanos o sobre el sistema productivo de todo el país. 

La primera industria que tuvo esto en cuenta fue la de la aviación civil internacional. Sobre la base de investigaciones que cambian muchas de nuestras creencias más firmes y sostenidas respecto del mantenimiento, desarrolló un marco estratégico completamente nuevo, usado para determinar sistemática y científicamente qué debe ser hecho para lograr mejoras rápidas, sostenidas y sustanciales de la disponibilidad y confiabilidad de planta, calidad del producto, seguridad y la tan deseada integridad ambiental. Esta metodología se conoce dentro de la industria de la aviación como MSG3, y fuera de ésta como Mantenimiento Centrado en la Confiabilidad ó RCM 2 (Reliability-centered Maintenance). 

Como todo proceso, el RCM2 es estructurado y sistemático, y se basa en la formulación de siete preguntas para encontrar la estrategia de mantenimiento más adecuada para cada activo físico de una planta industrial: 

1. ¿Cuáles son las funciones y los parámetros de funcionamiento asociados al activo en su actual contexto operacional?
2. ¿De qué manera falla en satisfacer dichas funciones?
3. ¿Cuál es la causa de cada falla funcional?
4. ¿Qué sucede cuando ocurre cada falla?
5. ¿En qué sentido es importante cada falla?
6. ¿Qué puede hacerse para prevenir o predecir cada falla?
7. ¿Qué debe hacerse si no se encuentra una tarea proactiva adecuada?

El RCM2 es una herramienta de trabajo en equipo interdisciplinario que busca definir las acciones de mantenimiento, teniendo en cuenta los costos de reparación y prevención, los costos generados por la pérdida de producción, de calidad y de servicio al cliente, y el nivel tolerable de las consecuencias en la seguridad y en el medio ambiente.

El RCM 2 no es un software: es una herramienta para establecer las tareas a efectuar, y ha sido ideado para lograr su fácil enseñanza, aprendizaje e instalación. 

La gestión del Mantenimiento es una función vital para alcanzar la mejor competitividad de una compañía y esta función debe ser entendida como un verdadero proceso en el que intervienen diferentes aspectos: 

-Las estrategias de Mantenimiento, en cuanto a sus requerimientos
-Los recursos humanos, considerando las habilidades y capacidades de los operadores y gerentes. Los recursos físicos y la administración de sus servicios, repuestos y herramientas. Los sistemas de gestión

La herramienta


Como punto de partida para una Organización Integral de Mantenimiento –OIM- debe realizarse un Diagnóstico; un proceso analítico estructurado, que permite conocer y comprender la situación actual del área de Mantenimiento en la organización, y descubrir y describir sus problemas y oportunidades. El Diagnóstico tiene como fin evaluar la efectividad de cada uno de los procesos que se desarrollan en Mantenimiento, para cumplir con la administración de los activos físicos en cuanto a estrategias, recursos humanos, recursos materiales, servicios de terceros y sistema de gestión.

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